Edgar Sánchez Romero (La Voz)

Actor, narrador, locutor y presentador. Poseedor de una de las voces más recordadas en la radio, la televisión, y el teatro panameño, fue un caballero educado y culto, amante de la lectura, la música, el teatro y el deporte.

 


Un 27 de marzo de 1946 en la ciudad de Panamá, se escuchó por primera vez el llanto de ese niño, un llanto especial que decía NUNCA ME OLVIDARÁN. De niño se distinguió por un apasionado interés hacia el arte, destacándose en la declamación, lo que le sirvió para desarrollar años después sus dotes de intérprete; aunque siempre mostró más interés por la música especialmente por el piano.

Estudió en el Colegio Javier para luego culminar sus estudios de primer ciclo en el Instituto José Dolores Moscote, en donde siempre se destaco por su excelencia académica, llegándose a graduar con los primeros puestos de honor.

Inició sus estudios de medicina en la Universidad de Panamá, pero poco tiempo después decide cambiar de carrera y estudiar Psicología, aunque algo muy dentro de él le decía que no era suficiente y que deseaba algo más. En sus años universitarios decide entrar al teatro, para complementar su formación académica y porque no, su gusto por las artes escénicas, es allí donde participa en el montaje «El Lando de seis caballos», en el año de 1966, mismo año en donde contrae nupcias con Doña Yolanda Dorado y del cual nacen sus tres maravillosos retoños Pablo Antonio, Edgar Raúl y Fabiola Rachel.

A finales de los años 60’s incursiona en la televisión, con el programa «Hormiguita», junto a Nobel Vega y el grupo 21, y de allí derivaron muchos programas más de producción nacional.

Trabajador incansable, siempre en búsqueda del mejoramiento continuo, inicia su carrera de locutor en radio, en el año de 1970, con radio novelas y comerciales, llegando a grabar más de 50,000 comerciales durante toda su larga trayectoria y convirtiéndose en uno de los locutores más respetados y queridos de nuestro país.

En 1981 forma su propia empresa, Locuciones Profesionales, S.A., LOCUPROSA, misma que funcionaba como agente representante de locutores para darle oportunidad a nuevos talentos. Fue un éxito importante en la vida de Don Edgar, llegando a obtener múltiples contratos internacionales para realizar el doblaje en Panamá, entre los que podemos mencionar la serie animada «MASK», los «Hugga Bunch», los «Ositos Cariñositos», entre otros.

Llegó a realizar más de 50 obras teatrales, de las que recordamos: «Los Chicos de la banda», «Melocotón en almíbar», «Ladrones somos gente honesta», «El día del saqueo», «Contigo, Pan y cebolla», «Alguien voló sobre el nido del cucú», «La Corbata», «La Víctima», «Pepita de Marañón», «Mamá no hace nada», «El gran Drama» con su inolvidable interpretación del judío Polaco, el Sr. Prostky, en «El Gran Cardenal», junto a Fernando Navas, Luis Martínez, José Carranza, Juan Carlos Cervantes, entre otros y por el cual recibió el reconocimiento tanto de la crítica como del circulo de arte dramático de Panamá.

Uno de nuestros actores consentidos, quien tuvo la oportunidad de trabajar con los mejores directores de teatro como Pepe Sarsanedas, Roberto McKay, Aurelio Paredes, José Avila, Baby Torrijos, Eugenio Fernández, Edwin Cedeño, entre otros. En su larga trayectoria artística fue reconocido como uno de los mejores actores de Panamá, ganando premios como mejor revelación, mejor actor secundario y mejor actor principal. A esto también le sumamos el reconocimiento por parte del INAC (Instituto Nacional de Cultura), por su vida dedicada a las artes del teatro y la locución, y el premio escena a la Figura Teatral del año 2005.  Cabe destacar que fue el precursor de los Premios Escena, apoyado por Felix Gomez y Pablo Salas.

Una de sus mayores satisfacciones fue convertirse en la voz institucional de Radio María, a la cual le dedico muchos años de su vida.

Profesor ejemplar, amigo incondicional, padre abnegado, excelente consejero y maravilloso ser humano. Será siempre recordado como un pilar del escenario artístico panameño. Y lo llevaremos siempre presente en nuestras mentes y nuestros corazones por esa sincera y transparente sonrisa que siempre nos iluminaba.

Así era Don Edgar Sánchez Romero, La Voz.

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